lunes, 18 de junio de 2012

Ruta Sureña

Tras unos días de locura en Guadalajara, tomamos rumbo hacia la costa de Nayarit, esta vez acompañados por Bermudez y Paco (Pancho Villanueva). La idea era pegarnos unos días en Sayulita y conocer la costa del Pacífico.

Sayulita es un pequeño pueblo de surferos y que en esos momentos estaba llena de gente joven que iba a saltarse la boina. Aquello parecía la Ibiza de México, ambientazo y todo el mundo dispuesto a darlo todo. Lo único malo fue el timo de camping en el que estuvimos, que mas que un camping parecía un campo de concentración, pero lo pasamos de lujo haciendo lo mejor que sabemos hacer, emborracharnos y disfrutar de la playita. También visitamos unas cuantas de playas, pero que por ser semana santa, parecía que estábamos en La Misericordia un domingo de agosto, lleno de familias con los chambaos montados y con el abuelo puesto a la sombra, te intentaban vender tours en barca y como no colabamos nos preguntaban si habíamos traido ácidos de España que decían que estaban mu güenos.





Tras la vuelta a Guadalajara, en la que alguno vino tocado del estomago por unos cuantos camarones que no estaban demasiado fresquesitos, Bermudez partió al DF, y nosotros a Oaxaca.

El viaje fue un poco tortuoso, tuvimos que hacer noche en DF porque tardamos más de lo previsto por ser semana santa. El hotel donde estuvimos es de lo peorcito que hemos estado, parecia un puticlub reformao, el único detalle que tenía eran 3 o 4 abre botellas repartidos por la habitación, tenia uno hasta en el baño!

Llegamos a Oaxaca y hechamos un par de días allí antes de bajar a la costa, estuvimos viendo las ruinas de Monte Albán y la ciudad, en la que hay una gran comunidad indígena y en la que te tratan de lujo. 




Después hacer una visita rápida a Oaxaca, porque sabíamos que teníamos que volver, rentamos un carro y fuimos en dirección a la costa. El viaje fue una locura, echamos 6 horas en hacer 250 kilómetros, por una carretera de mala muerte pero que tenia un paisaje padrisimo. También influyo que Oscar estuviera fatal del estomago y nos hiciera parar cada media hora, hay algún documento gráfico sobre eso pero no los pondremos por no herir la sensibilidad de los lectores.

Llegamos a Puerto Escondido, donde no reencontramos con nuestra amiga Silvi. Ese pueblo es el paraíso de los surferos, aunque es un poco turístico, nos recordó a la Costra del Sol.

Desde allí fuimos a las Lagunas de Chacahua, unas lagunas de agua salada inmensas, llenas de manglares y que es una reserva de aves. Al final del viaje en barca llegas a una de las mejores playas que he visitado y con las olas mas grandes que haya visto nunca. Hay que hacer mención al barquero que nos llevó, Karma, un viejito que se intentaba coger a todo lo que se movía.




Seguiremos contando la ruta en la 2ª parte.

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